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Etiopía, oficialmente denominada República Democrática Federal de Etiopía, es un Estado de África Oriental situado en el Cuerno de África, con una población de unos 117 millones de habitantes y cuya capital es Addis Abeba.
Limita al norte con Eritrea, al noreste con Yibuti y el disputado territorio de Somalilandia, al este con Somalia, al oeste con Sudán y Sudán del Sur y al sur con Kenia. Sin salida al mar, ocupa una superficie total de más de 1.100.000 kilómetros cuadrados, pero con una baja densidad de población.
Su inmensidad, su compleja historia y sus múltiples identidades étnicas y culturales hacen de Etiopía un país líder con un enorme potencial y, al mismo tiempo, representan sus elementos más frágiles. En nombre del principio de autodeterminación, al que potencialmente pueden apelar todas las comunidades del país, el gobierno del Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (Eprdf) ha liderado un proceso de cambio social e institucional radical, inspirado en un modelo federal de base étnica. Etiopía consta hoy de nueve regiones étnicas (Tigray, Afar, Amhara, Oromia, Somali, Benishangul-Gumuz, Región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur, Gambela y Harar). A las ciudades de Addis Abeba y Diredaua se les concedió un estatuto especial de autonomía.
La población etíope está formada por más de 70 grupos étnicos que hablan más de 200 lenguas y dialectos. Entre los grupos más numerosos están los oromos y los somalíes, que hablan lenguas cusitas, mientras que los grupos que hablan amhara y tigrinya son lingüísticamente semíticos. Al menos la mitad de la población habla amárico como primera o segunda lengua. El oromo y el somalí han adquirido una importancia creciente en las provincias occidentales y meridionales. En la enseñanza superior, el inglés ha sustituido ampliamente al francés y al italiano.
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